Las primeras confrontaciones futbolísticas en Las Palmas se celebraban en los arenales próximos al Hotel Metropole, donde los súbditos británicos residentes y los miembros de las tripulaciones de vapores surtos en la bahía, se ejercitaban en la práctica del nuevo «sport» traído desde su patria. Eran los “fields” o campos de juego donde también podían practicar el “golf” o el “tenis”, deportes de finales del XIX que también practicaron los ingleses en las Islas Canarias.

Estos primeros escenarios estaban situados en los arenales próximos al British Club -hoy es la Ciudad Jardín, cercana al antiguo Hotel Metropole,- campo que en un principio fue llamado por la población insular «Campo de los ingleses». En la época inicial del fútbol los equipos del Puerto celebraban sus partidas en el Muelle Grande.
El primer campo de juego existente en Gran Canaria fue el de la «Explanada del Rompeolas» en el muelle de La Luz: «.. Este fue el primer escenario de las luchas francas y nobles de los contendientes en el foot-ball, donde, para el verdadero impulso y buena organización no hizo falta la intervención de ninguna clase de organismos superiores. Bastó simplemente los medios que sanamente emanaban de los propios clubs…» .Elíseo Ojeda. «Génesis y desarrollo del fútbol en G.C.»-1930.
En terrenos próximos a la Gallera del Cuyás existía un campo conocido como «El Picadero», llamado así por la existencia de un recinto donde se practicaba la hípica y era usado a principios de siglo por los componentes del equipo de la Gimnástica.
“Cuando niños jugábamos en la calle común de la vecindad, con pelota de trapos hecha por alguna de las madres ¡ benditas madres! con una media o calcetín; y ya un poco mayorcitos en el fondo del barranquillo de San Roque casi en su confluencia con el barranco de Guiniguada, con pelota de goma; y por último, ya muchachos, en el famoso «Polvorín», con pelota de reglamento, que con orgullo así llamábamos al balón. «Recuerdo y reflexiones de un canario». A Arbelo Curbelo.
Sobre el año de 1910, el fútbol practicado en Las Palmas disponía de otros recintos todavía sin acotar, dónde los espectadores tenían que ir provistos de sus asientos, pues el nuevo deporte solamente se practicaba, por pura afición, sin cobrar una «perra» por presenciar el espectáculo. El jugador tenía que costearse todo. Desde las botas, a la gorra que a veces usaba e incluso pagaba una cuota a su sociedad, aspirando únicamente a los aplausos de los espectadores si era acreedor a ello por el juego realizado.
En los primeros años de inicio del fútbol, cuando había «juego de pelota» – como así se conocía en la población insular- , los jugadores desde primeras horas de la mañana en días de partido, se presentaban, debidamente equipados, por las calles de la ciudad reclamando la asistencia de los aficionados. El nuevo sport era un espectáculo festivo para los canarios, quienes acudían en gran número a presenciar los lances del juego, acarreando muchas veces con las sillas para sentarse. También cuentan las crónicas de la asistencia de señoras y señoritas a presenciar los encuentros, lo que indica el seguimiento familiar del deporte que practicaban sus hijos o novios.
Estos primeros lances transcurrían muchas veces con enfrentamientos entre los contendientes y sus respectivos seguidores. No se estilaba mucho la corrección propia de un deporte, sino que solían formarse grandes discusiones dentro y fuera del terreno de juego, terminando los partidos mucho antes de su tiempo reglamentario por peleas, piedras o invasión del campo.
Hola Javier.Muy interesante.saludios
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